miércoles, 11 de noviembre de 2015

En la casilla de salida

         No sé por dónde empezar. No sé siquiera si esto que vas a leer va a tener sentido. Utilizo esto como un cubo de vómito en el que voy a volcar, o por lo menos intentarlo, todo lo que siento que tengo dentro, aún sin saber muy bien lo que es.

          El mundo es enorme, millones de km cuadrados, millones de personas, de vidas, de formas de ver las cosas. Pero siendo más prácticos, al final el mundo que existe para un individuo está formado por la gente que le rodea, la ciudad donde vive y poco más. y aún así, es un mundo enorme.
          Me está costando mucho sacar todo lo que quiero, se agolpa en mi cabeza y las ideas no se dejan salir las unas a las otras, pero me he propuesto destaponar mi mente, así que habrá que seguir.
          Soy consciente de que a mi alrededor tengo familia, tengo amigos, tengo a gente que si yo necesito un café, una charla , un tortazo o un abrazo, ellos me lo van a dar. A las tardes me tomo un café con mis amigos, los sábados salimos de fiesta todos juntos, y a veces tenemos conversaciones donde yo creo, que más que solucionar el mundo, se forja la amistad aún más, si cabe. A la familia la veo menos, sólo los domingos que mi cuerpo me lo permite, y ni eso. Muchas veces me pongo excusas que ni yo mismo me creo para no ir al vermut. ¿Por qué? Pues no sabría decir, pero lo voy a intentar. Por un lado, la noche anterior estuve de fiesta y el domingo eso se nota. Por otro tengo miedo de que me pregunten por estudios o trabajo, porque no tengo nada que contestar. No hago nada con mi vida en este momento. Pero, como ya digo, eso son sólo excusas, ya que lo único que quiere mi familia es verme, que me una a ellos, pasar un rato conmigo, y si hay cosas de las que hablar, ya lo harán en otro momento. En verdad, cuando voy, disfruto bastante. El abuelo disfruta viéndome, yo hablo con mis tios de cine, de mis dibujos, de mi grupo... Y aún así, casi nunca voy.
          Bien, pues aun sabiendo que tengo amigos y familia, en el fondo me siento sólo. Muy sólo. Y no es una llamada de atención, ni un grito de socorro.A lo que me refiero es que siento que pocos me van a entender. No porque sea un bicho raro ni nada de eso. Simplemente porque cada una de esas personas que me acompañan en la vida, ya tienen sus propios problemas para que vaya yo a molestarle con los míos.
          Siento que todos estos años he estado dormido y de repente: PAM! Ya soy un adulto.Toda la vida de niño diciendo: Yo quiero ser mayor para que nadie me diga lo que tengo que hacer, para hacer y deshacer lo que quiera, llegar a casa a la hora que yo quiera, donde yo sea el único que tome mis decisiones, tener trabajo, ganar dinero y gastármelo en lo que quiera. Y ahora que tengo 24 años, que tengo trabajo (cada 6 meses má o menos), que nadie me dice nada y en teoría soy libre., cada vez que veo a un niño pequeño pienso "Aprovechalo, aprovecha el niño que eres ahora, porque jamás se va a repetir".
          El año que viene cumplo 25 años, y qué tengo hasta ahora? Casi nada. Apenas me saqué la ESO y una prueba de acceso a GS. Despúes fui deambulando por diferentes ciclos que nunca acabé. Mi día a día se basa en despertarme, luchar por salir de la cama sabiendo que el día va a ser igual que el anterior. Mirar la tele sin prestarle atención, jugar un rato a la play, hacerme la comida, salir a la tarde a tomar un café y, depende el día, ir a dibujar, a ensayar o a casa. Cenar y quedarme en el sofá hasta altas horas de la noche tirado en el sofá con la tele encendida para que me haga compañía. O para no pensar en todo esto que estoy escribiendo aquí.
          ¿Así como pretendo conocer a alguien, como puedo conocer a una chica que me llene, que sepa que va a estar ahí para mí cuando yo lo necesite? Sé que a cada uno le llega su momento, que el amor no se busca, surge con el tiempo. Pero estoy harto de esperar. Quiero a una chica ya no sólo por el sexo (que también, pero en un segundo plano), sino para contarle mis inquietudes, para aprender de ella y ella de mi. Para que lleguen esas noches de viernes y pasarla junto a ella acurrucados en el sofá. ¿De verdad pido tanto? Pero claro, me muevo siempre por los mismos sitios, la misma gente...
          Miro a mi alrededor y veo a la gente con pareja, con trabajo, con un proyecto de futuro... y yo en el mismo lugar y exactamente igual que hace tanto tiempo que ni me acuerdo.
          Y la apatía y el no hacer nada es fantástico visto desde fuera. Son muchos los que me dicen: "Ojalá viviera como tú, levantandome cuando quiera, sin hacer nada, sin preocupaciones. Y no trabjando 8 horas todos los dias o yendo a la uni, presentar trabajos, currando en casa." Pero os digo que no es oro todo lo que reduce. Esta apatía te come, te quita las ganas de empezar otra vez. Es horrible.
          Sigo esperando ese milagro, esa ocasión única en la que mi grupo sale adelante y nos hacemos famosos, esa ocasión en la que puedo dedicarme a lo que realmente me gusta, el dibujo. Y sé que para conseguirlo hay que currar, día a día. Pero no me atrevo. No me atrevo por los miedos que me impone mi cabeza. Miedos que sé que no existen. Y siempre pienso: mañana empiezo. pero ese mañana nunca llega.
          Quiero, o más bien, necesito un cambio en mi vida, pero son tantas y tantas cosas las que quiero cambiar, que no sé ni por donde empezar y al final, no hago nada. Llevo tanto tiempo en la casilla de salida, que mientras otros ya están llegando, yo creo que sólo existe esa casilla, y que si salgo de ahí, nada bueno me va a pasar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario