sábado, 3 de julio de 2010

Improvisando

Hoy escribo sin pensar, sin poner forma a lo que pienso, escribo como lo pienso, sólo dejo que mis pensamientos recorran mis venas hasta mis manos y que sean éstas las que se preocupen de plasmarlo. Ahora sólo falta un tema del que hablar. Hablaré de vosotros.


Vosotros. Sí, vosotros. Los que me dais la vida. Sé que sonará muy cursi, peliculero e incluso asqueroso, pero lo diré igualmente. Os quiero. Os quiero por como sois, por lo que me habéis enseñado, por todo lo que he vivido con vosotros. Adoro estas tardes de verano en la piscina, estas noches de viernes aburridas y abochornantes, pero tranquilas, donde nos juntamos dos o tres amigos y conversamos de nuestra vida, nuestras comidas de cabeza o simplemente de trivialidades. Y os tengo que dar las gracias por aguantarme, por aconsejarme o simplemente por escucharme. ¡Qué fácil es vivir a vuestro lado!

A algunos os conozco más que a otros, porque llevamos toda una vida juntos, pero aún así, hay personas a las que conozco desde hace muy poco que ya considero parte de mi familia. Porque lo hacéis tan fácil...