“Si un día me apetece emborracharme a saco, no lo pienso. Lo hago porque puedo y ya está. Carpe diem.”
Carpe diem mis cojones. No tienes ni puta idea de lo que es
eso. Has cogido un concepto precioso y muy valioso y lo has moldeado mientras
te lo pasabas por el arco del triunfo. Carpe Diem no es <>. Carpe Diem es todo lo contrario.
Carpe diem significa que cada segundo de tu vida es
irrepetible, jamás va a ocurrir de nuevo, así que empápate de este momento.
Cuando estés en un concierto no pienses en que mañana hay que comprar el pan,
disfruta de ese concierto. Si te dan un tortazo siente ese dolor y aprende de
él.
Claro, aprovechar las partes buenas y felices de la vida es
fácil. Estás en tu salsa, no puedes estar más feliz, ¿cómo no voy a
aprovecharlo? Pero vive también las malas y, sobre todo, aprende de este tipo
de vivencias. Si tropiezas y caes, levántate. La próxima vez que vayas por un
camino parecido atento al suelo, porque caíste la primera vez. Yo soy el
resultado de todas mis decisiones.
Cada acto tiene una consecuencia. Te puedes cortar la pierna
porque te apetece y porque tienes un cuchillo, pero te va a doler. Es
inevitable. “Claro, es que no lo pensé. Vi que podía rajarme y ahora mira.”
Pues jódete.
Con el ejemplo del cuchillo se ve fácil, porque la
consecuencia es inmediata, pero a lo que me refiero es a otro tipo de ocasiones
en las que no pensamos el resultado de nuestras decisiones. ¿De qué me sirve
pillarme la del siglo si al mes siguiente tengo una cirrosis para irme a la
tumba?
Las ocasiones en las que menos se piensa en las
consecuencias últimamente siempre son del mismo tipo. “Mi novi@ no está aquí,
me lio con otr@ hoy porque me apetece y ya veremos mañana”. Eres gilipollas,
así de claro.
Personalmente yo pienso que si estás en una relación con alguien
(llevéis el tiempo que sea, me da igual si desde ayer o si lleváis 10 años)
debe haber una confianza y un respeto que no se puede romper. No es que no te
puedas besarte con alguien porque tienes pareja. Es que tienes pareja porque no
te hace falta nadie más que no sea esa persona. Y si no es así, tienes un
problema.
“Me lio contigo, pero tengo novi@. Le quiero mucho y voy a
seguir con él/ella.” Que no te siente mal, pero me rio en tu cara y te escupo
en ella porque el suelo tiene más dignidad que tú. Plantéate esa relación,
porque hay fugas muy gordas que si no saltas ya del barco, morirás ahogad@. Y
si aún así piensas igual, no estás siendo honesta contigo, y suele ser por
miedo. Pero ahí ya entramos en otro tema que ya ahondaremos en futuros
escritos.
Lo que quiero decir con todo esto es que hay que ser honesto
con uno mismo, no cerrar los ojos, porque cada vez que lo haces el mundo no se
para contigo, sino que sigue existiendo. Mientras tú te encierras en ti y no
miras alrededor hay gente que ríe, gente que llora, que se pega con su hermano,
que grita, que observa en silencio, que goza en un orgasmo, que nace y que se
está muriendo. Pero incluso ésta última está más viva que tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario