Sabes que hay un determinado acorde que no lo tienes dominado, pero si te centras en ese acorde ni perfeccionas el tono presente ni lo disfrutas. Cuando llegue el momento de esa parte la afrontarás. Puedes hacerlo bien o puedes hacerlo mal, pero hagas lo que hagas la música va a seguir sonando. Los demás instrumentos siguen soplando y no puedes quedarte atrás.
La vida también se parece a una partida de parchís, simple y compleja al mismo tiempo. Vas observando como se desarrolla el juego, pero llega un momento que es tu turno. Debes tirar el dado y mover ficha. Al principio todo parece sencillo, pero a medida que avanza la partida todo se complica. Hay jugadas en las que has sacado un 5 y hay que sacar ficha. Igual preferirías mover otra ficha, pero no es posible. Las reglas son las reglas. También hay momentos que con un mismo valor puedes hacer varias cosas, pero sólo puedes hacer una. Hay que elegir. Quizás te arrepientas más tarde, pero no es posible ir hacia atrás, hay que seguir jugando pensando estrategias futuras.
"Un cambio minúsculo hoy nos conduce a un mañana asombrosamente distinto." - Uno, Richard Bach
Como despedida te diré que no sé si leerás esto alguna vez, y si lo haces no sé si servirá de algo, pero me gustaría que supieras que yo te he querido mucho. Y siempre he tenido la esperanza de que algún día, en algún futuro, nuestros caminos se vuelvan a cruzar y seamos felices juntos. Poco a poco esa imagen se va borrando, como los hermanos de Michael J. Fox en Regreso Al Futuro, siendo consciente de que es posible que jamás volveré a saber nada de ti. Y me entristece, pero la partida continúa. Me toca mover ficha.
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