Yo también estoy de acuerdo, pero tengo unos cuantos peros.
Quizás en el momento de romperlo no sabes qué hacer para arreglarlo, por eso lo único que te sale es pedir perdón. Pero llega un momento que encuentras ese pegamento que sabes que va a arreglarlo. Lo malo es que ha pasado tanto tiempo que el plato ya no se deja arreglar. Al menos no de esas manos que un día lo rompieron.
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